Damos gracias a Dios por el acto eleccionario del día 19/11 en el que resultó electo Javier Miley como nuevo presidente de los argentinos
Jornada que se desarrolló en paz, exenta de hechos violentos y de denuncias de corrupción.
También damos gracias al Señor por celebrar 40 años de democracia ininterrumpida, ejerciendo el derecho de escoger nuestros propios gobernantes.
Pero nuestro anhelo no es quedarnos en lo formal de la democracia, sino que anhelamos que ésta de lugar a profundos cambios culturales en nuestra sociedad, los cuales son necesarios para el desarrollo y el crecimiento.
Un cambio donde:
- 1.- Recuperemos la cultura del trabajo y el esfuerzo, cambiando las prácticas del estado subsidiario que mantiene atadas y dependientes a las personas, generando más pobreza. La cultura del trabajo y el esfuerzo personal es un principio bíblico y propio de la ética protestante.
- 2.- El estudio vuelva a ser el catalizador del ascenso social, como lo fuera la reforma de Calvino, impulsor de la educación pública. Las Escuelas como las Universidades Públicas, deben dejar de ser solo una bandera ideológica y un lugar donde se adoctrine, para que puedan volver a ser ese lugar sagrado donde todos nuestros niños, adolescentes y jóvenes se puedan capacitar con una educación de calidad.
- 3.- Los Hospitales Públicos dejen de ser usados como slogan de campaña y vuelvan a ser realmente los lugares más accesibles para recibir medicina de calidad para todos los ciudadanos.
- 4.- El curro, la tranza, la coima, los sobreprecios y todas esas enfermedades que han hecho metástasis en todas las áreas de la función pública provinciales y/o nacionales, sean exterminadas y desaparezcan como práctica. Nunca más resignarnos al: “roban pero hacen”
- 5.- La Democracia Republicana y la separación de poderes no sea puesta nunca más en dudas, ni se levanten voces de iluminados que pretendan la suma del poder para imponer sus proyectos políticos. Argentina debe seguir siendo parte del concierto de naciones occidentales, democráticas y libres.
- 6.- La seguridad pública sea garantizada y la delincuencia reprimida. La teoría jurídica del garantismo para los que delinquen, debe ser dejada de lado para proteger y dar seguridad al ciudadano común, al que sale a trabajar, estudiar, pasear o visitar sus familiares. Vivir en paz no debe ser una excepción.
- 7.- La generación de bienes y trabajo, como el aumento de la producción, puedan reemplazar el distribucionismo populista, creador de pobreza y anulador del esfuerzo personal.
- 8.- La meritocracia debe ser el incentivo que impulse a dar lo mejor de sí mismo a cada ciudadano. El Estado debe generar oportunidades para todos y cada uno debe aprovecharla con su mejor esfuerzo. “Todo lo que el hombre sembrare, eso cosechará”. No se puede prosperar sin trabajar, ni acreditar sin estudiar y aprobar. El apotegma bíblico “ganarás el pan con el sudor de tu frente”, sigue siendo vigente.
- 9.- Dios, nuestro Señor, no puede ser dejado de lado en la búsqueda de respuestas y soluciones tanto de la vida de las personas como en la sociedad. Dios sigue siendo necesario e indispensable.
- 10.- La fe y la esperanza que surgen del conocimiento de la buena voluntad de Dios y de sus planes de bien y de paz, deben reemplazar la inseguridad, la angustia, la zozobra, el miedo y el temor.
- Hugo Marquez Ptor Neuquen Argentina