Según un estudio de DD.HH., Ortega ha clausurado o disuelto -desde 2021- a 342 organizaciones religiosas, de las que 256 eran evangélicas, 43 católicas y 43 vinculadas a otras creencias.
Si bien el gobierno sandinista ha sido acusado de “perseguir y asediar” a la Iglesia católica, prohibiendo sus procesiones y desterrando a sacerdotes y monjas, también los evangélicos están sufriendo “hostigamiento y acoso”, señaló el informe titulado “Cierre del espacio cívico”, elaborado por el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más.
Al menos 256 asociaciones ligadas a la Iglesia protestante o evangélica han sido cerradas en Nicaragua, como parte de las más de 3.500 ONG clausuradas por el gobierno de Daniel Ortega en los últimos dos años, según un estudio divulgado el jueves por la organización de derechos humanos.
La gran mayoría de la población nicaragüense es creyente y profesa alguna religión. Según datos recientes, un 45% de nicaragüenses se identifica con la fe evangélica (que tiene mayor arraigo en el interior del país y en zonas rurales) y otro porcentaje igual con la católica.
Según el mencionado estudio, el gobierno de Ortega ha clausurado o disuelto 342 organizaciones religiosas, de las cuales 256 eran asociaciones evangélicas, 43 católicas y otras 43 vinculadas a otras iglesias.
La abogada Wendy Flores, coordinadora del Colectivo de Derechos Humanos, dijo que “en Nicaragua la iglesia está perseguida”, pero en el caso de los evangélicos existe una “persecución más silenciosa”, porque -indicó- una parte del liderazgo evangélico aún apoya al gobierno y otros muchos evitan denunciarlo por miedo a represalias.
“El gobierno ha venido cerrando poco a poco esas asociaciones evangélicas, les ha quitado los permisos para existir legalmente en el país y recibir fondos del exterior”, indicó. Destacó que de las 256 clausuradas, la mayor parte (183) fueron cerradas en 2022.
Al igual que en el caso de las 3.552 ONG de distinto tipo disueltas en todo el país, a las asociaciones evangélicas “les han cerrado cuentas bancarias y les han confiscado propiedades”, añadió Flores.
Sin embargo, pese al acoso y persecución, la actividad religiosa de estos grupos todavía se mantiene y aún se realizan cultos en distintas ciudades del país.
Desde 2018
Como antes de dijo, hay un grupo de líderes evangélicos identificados como afines al gobierno sandinista que se han abstenido de criticar la represión policial desde las protestas de 2018, y del resto la mayoría calla por temor a las represalias y creyendo que así tendrán libertad para proclamar el evangelio y realizar sus tareas de ayuda a la comunidad. Varios obispos católicos sí cuestionaron de frente al gobierno y uno de ellos, monseñor Rolando Álvarez, está preso actualmente, pagando una condena de 26 años de cárcel por “traición a la patria”.
De acuerdo a Nicaragua Nunca Más, que tiene su sede en Costa Rica, entre 2019 y 2023 la Iglesia católica sufrió 1.200 casos de agresiones. En ese período, decenas de monjas y sacerdotes fueron expulsados del país y 12 religiosos fueron encarcelados y condenados a penas de 8 a 30 años de prisión, incluyendo el obispo Álvarez, que continúa preso.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL
