El Senado de Francia, principal obstáculo en la carrera por convertir el acceso al aborto en un derecho constitucional, votó el pasado 28 de febrero con una amplia mayoría a favor de un texto que cierra un largo debate.
Con 267 votos a favor y 50 en contra, la Cámara de Diputados puso fin a las resistencias de los últimos meses al aceptar finalmente la redacción de un nuevo artículo constitucional que rezará: «La ley determina las condiciones en que se ejerce la libertad de las mujeres para recurrir al aborto, la cual está garantizada».
Fue el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien impulsó esta medida, en reacción a una decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos. En marzo de 2023, Macron dijo que Francia «haría irreversible el derecho de las mujeres al aborto en 2024», instando a los parlamentarios a llegar a un acuerdo «lo antes posible».
Ahora, en lo que el primer ministro del Gobierno, Gabriel Attal, calificó como un «enorme avance» y una «protección que le debemos a todas las mujeres», una sesión conjunta de la Asamblea Nacional y el Senado sellará el próximo 4 de marzo la reforma constitucional para hacer de la interrupción voluntaria del embarazo un derecho fundamental.
Lo que aún no está claro es si la mayoría podrá evitar el habitual referéndum necesario para certificar la aprobación de los cambios constitucionales por parte de la población.
‘Inspiración’ para otros países
Hace dos años, Francia amplió el plazo legal para los abortos de 12 a 14 semanas y ningún partido político importante ha dicho que planea revertir la ley de 1975. Es por eso que los analistas dicen que convertirse en el primer país del mundo en incluir el derecho al aborto en su constitución es un paso «simbólico» para retratar a Francia como un país defensor de los derechos de las mujeres.
Algunos activistas a favor de la IVG (abreviatura francesa de «interrupción voluntaria del embarazo») dijeron que la decisión de París ahora «inspirará» a otros países de Europa a incluir la «libertad de las mujeres» para abortar. Otros grupos celebraron una «victoria colectiva de las organizaciones feministas y una fuerte señal enviada a las mujeres de todo el mundo».
El Parlamento Europeo ya aprobó una moción en julio de 2022 en la que afirmaba que el aborto debería ser un «derecho fundamental» en toda la UE. El texto no es vinculante y no tiene implicaciones para las leyes nacionales.
Oposición pro-vida
En 2019, Francia registró el mayor número de abortos, con 232.000 interrupciones del embarazo. El movimiento pro-vida es fuerte entre los círculos católicos franceses, lo que es visible en las Marches por la vie.
Organizaciones evangélicas más pequeñas, como el Comité Protestante de la Dignidad Humana (CPDH, por sus siglas en francés), dijeron recientemente a Evangelical Focus que «el aborto se ha convertido en un dogma para la mayoría parlamentaria». Esto, dijo el presidente de la CPDH, Frank Meyer, «explicaría la negativa a escuchar el sufrimiento de las mujeres que han abortado, y el deseo de trivializar y constitucionalizar este procedimiento».
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL