Francisco aprueba las parejas homosexuales al margen del matrimonio

La Iglesia Católica comenzará a bendecir a parejas “irregulares”, como las formadas por personas del mismo sexo, pero (de momento al menos) sin considerarlas como matrimonio ni aplicarles el rito reservado a éste. Así lo ha aprobado el papa Francisco en la declaración Fiducia Suplicans, que ha sido publicada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el departamento de la curia romana dedicado a definir y proteger la doctrina del Vaticano.

La decisión supone un cambio sustancial en la línea teológica y doctrinal de la Iglesia romana, que no publicaba ningún documento de este tipo desde agosto del año 2000. Según ha explicado el cardenal que redacta la presentación de la declaración, y prefecto del mismo Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Fernández, la modificación está “basada en la visión pastoral del papa Francisco”.

El esfuerzo de explicart el propósito de esta nueva orientación del Vaticano es “ampliar y enriquecer su comprensión clásica”, dice Fernández, mediante una reflexión que “supone un verdadero desarrollo respecto a lo dicho hasta ahora sobre las bendiciones”, con la posibilidad de “bendecir a parejas en situación irregular y a parejas del mismo sexo, sin validar oficialmente su estatus ni modificar en nada la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el matrimonio”.

Inmediatamente los colectivos LGTBI han anunciado su alegría por este paso, pero a la vez afirman que es «insuficiente», y seguirán presionando a la Iglesia católica para que apruebe y bendiga el matrimonio homosexual, reforzados por este reciente avance.

Parejas sí, pero matrimonios no (aún)

El énfasis de la declaración está en la forma de encajar el nuevo rumbo adquirido por el Vaticano con la doctrina tradicional de la Iglesia Católica. Por eso, el texto estipula que “no se debe ni promover ni prever un ritual para las bendiciones de parejas en una situación irregular, pero no se debe tampoco impedir o prohibir la cercanía de la Iglesia a cada situación en la que se pida la ayuda de Dios a través de una simple bendición”.

En su misterio de amor, a través de Cristo, Dios comunica a su Iglesia el poder de bendecir. Concedida por Dios al ser humano y otorgada por estos al prójimo, la bendición se transforma en inclusión, solidaridad y pacificación. Es un mensaje positivo de consuelo, atención y aliento”, reitera el texto de la declaración.

El documento, al mismo tiempo, subraya como “inadmisible los ritos y oraciones que puedan crear confusión entre lo que es constitutivo del matrimonio” y “lo que lo contradice”. Al mismo tiempo, define que la Iglesia Católica rechaza reconocer “como matrimonio algo que no lo es” y que su “perenne doctrina” es considerar únicamente lícitas las relaciones matrimoniales entre un hombre y una mujer.

Una “bendición” para los que la piden

La declaración especifica que este tipo de bendiciones “se ofrece a todos” y que “nadie puede ser excluido”, aunque matiza la responsabilidad del sacerdote en cuestión de hacer comprender a las personas que, a pesar de encontrarse en error, “el Padre celestial sigue queriendo su bien y esperando que finalmente se abran al bien”. 

En una definición más específica de aquellos que pueden solicitar dicha “bendición”, el texto concreta que la Iglesia Católica puede bendecir a quienes “reconociéndose desamparados y necesitados de su ayuda, no pretendan la legitimidad de su propio status, sino que ruegan que todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, santificado y elevado a la presencia del Espíritu Santo”.

Para ello, el Vaticano emplaza la realización de estas “bendiciones” a “otros contextos, como la visita a un santuario, el encuentro con un sacerdote, la oración recitada en un grupo o durante una peregrinación”, por tal de distinguirla de las ceremonias oficiales de matrimonio y las uniones civiles.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL –

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